GEL SERUM FACIAL Q10 PLUS
de Nivea.
Llegué
un buen día a una perfumería para comprar un serum; iba con
la mente bastante abierta, dispuesta a dejarme aconsejar. Debo
reconocer que ese día no estaba yo por la labor de gastar mucho
dinero, así que la dependienta me recomendó este producto del que
voy a hablaros hoy, que es bastante económico. Utilizándolo todos los días, únicamente por
las mañanas, me ha durado tres meses. Ahora que lo he acabado, ya
puedo contar mis impresiones sobre él.
Nivea
promete que su serum tendrá sobre nuestra piel los siguientes
efectos:
- Efecto flash inmediato: alisa al instante la superficie de la piel.
- Proporciona un tacto suave y sedoso, con efecto relleno.
- Reduce de manera inmediata las arrugas.
- Consigue una piel visiblemente más joven.
Además
nos dice que el producto cuenta con tres ingredientes que
consiguen un tratamiento global anti-envejecimiento: Q10, creatina y
ácido hialurónico. De modo que así, a primera vista, parece
uno de esos cosméticos que cumplen con las ansiadas tres “b”:
“bueno, bonito y barato”.
El
envase es muy cómodo, práctico e higiénico: una especie de pequeño
cilindro achatado de plástico de 30 ml con un dosificador airless,
como podéis apreciar en la foto más abajo. Cada día me gustan más este tipo
de envases: el producto se conserva aislado, y el
dosificador posibilita que utilicemos sólo lo que necesitamos,
aprovechando todo el contenido.
El
precio, dependiendo como siempre de dónde lo compremos, ronda los 10
euros.
Con
una vez que pulsemos tenemos de sobra para aplicarlo en toda la cara.
Tiene una textura muy cremosa, ligera y agradable, tipo gel sin
llegar a serlo del todo. El olor es muy sutil, apenas se percibe, y
si hay que definirlo de algún modo, yo diría que es de esos
cosméticos que huelen “a limpio”.
En
cuanto a MI EXPERIENCIA, ha sido la siguiente:
Cuando
llevaba un par de días utilizándolo, empecé a curiosear un poco
por la blogosfera, a ver qué se decía de este serum. En
general, leí opiniones bastante positivas, pero curioseando
curioseando di con esta entrada del blog de Cosmética en Acción... y me quedé bastante chafada. Y con la mosca detrás de la oreja. Aunque su serum es de la gama visage, después de mucho navegar por la red llegué a la conclusión de que, si no es el mismo producto, ambos son primos hermanos. En cualquier caso, y atendiendo al principio elemental de que no todas las
pieles son iguales, y que a veces no todas respondemos de la misma
forma ante el mismo cosmético, le di al Q10 la oportunidad que se
merecía.
En
efecto, todo lo que promete la marca, así de primeras, se cumple
desde la primera aplicación. El serum se extiende muy bien, la piel
lo absorbe inmediatamente y desde el primer momento notas ese efecto de “alisado”. El rostro queda hidratado, sin brillos, terso y muy
luminoso, perfectamente preparado para poner después la crema facial
que estemos utilizando.
Durante
los primeros días estuve muy, pero que muy contenta con él;
realmente veía los efectos positivos en mi piel. Pero después de
una semana aproximadamente... ¡ay! Dolor. Tal y como había leído
en el blog que
antes os he mencionado, empezaron a salirme granitos por la zona de
la barbilla y el mentón. Cuando detecté esto, dejé de aplicarme el
serum durante diez días. Y, efectivamente, los granitos
desaparecieron tal y como habían llegado.
Lógicamente
no iba a desechar lo que a
priori parecía un
magnífico cosmético por lo que podía ser una casualidad.
Así que, en cuanto desaparecieron los granitos, comencé a usar este serum de nuevo. Durante unos días todo fue estupendo y disfruté de
los efectos que proporciona... hasta que, tras una semana
de uso aproximadamente, aparecieron los granitos en la misma zona:
mentón y barbilla. Por segunda vez interrumpí la aplicación
durante otros diez días, tras los cuales los odiosos granitos
volvieron a irse. Así que, muy a mi pesar (porque el serum me
estaba gustando mucho y el precio es inmejorable), empecé a
sospechar que el producto no le iba tan bien a mi piel como en un
principio parecía. No obstante, como soy bastante cabezota, y por
otro lado, me cuesta mucho tirar a la basura productos que están
casi enteros, le di una tercera oportunidad. Y tras los días de
descanso, comencé a usarlo otra vez.
En
esta tercera ocasión, y hasta finalizar el bote entero, puedo decir
que no tuve ningún problema más. No volvieron a aparecer los
granitos (ni en la barbilla ni en ninguna otra zona) y tampoco detecté
otras anomalías. ¿Sugestión al haber leído una opinión negativa? Pues... no lo sé. Quizás. He utilizado el serum durante tres meses y, salvo
las incidencias del principio, la sensación
en la piel y la experiencia con él han sido realmente positivas. La
cara se veía iluminada, con vida, lisa y uniforme.
Sin
embargo... ¿repetiría con él? Pues seguramente no. ¿Y por qué
no? Pues porque (y esto entra dentro del terreno personal de cada cual)
soy bastante maniática con el tema de las composiciones.
Confieso que esta fijación que tengo con los ingredientes lo más
naturales y sencillos posible ha ido in
crecendo en los
últimos meses. El día que compré el gel serum Q10 de Nivea ni me fijé
en la composición; por eso lo compré. Pero cuando vi que contiene más
de una silicona, me llevé un chasco.
Las siliconas se detectan observando la lista de ingredientes: son aquellos que terminan en -xane, -cone o -conol. También hay otro tipo, identificadas con las letras PEG delante de un número normalmente de tres cifras. Estas últimas son siliconas solubles y en teoría no dejan residuos en la piel; las otras no son solubles.
Las siliconas se detectan observando la lista de ingredientes: son aquellos que terminan en -xane, -cone o -conol. También hay otro tipo, identificadas con las letras PEG delante de un número normalmente de tres cifras. Estas últimas son siliconas solubles y en teoría no dejan residuos en la piel; las otras no son solubles.
Desde
mi punto de vista el hecho de que un cosmético, el que sea, lleve
siliconas es “hacer trampa”. La sensación de piel lisa al
instante no es porque el producto en cuestión esté nutriendo y
tratando la dermis en profundidad, sino porque el efecto de las
siliconas es justo ese. Para entendernos, es como si nos pusiéramos
sobre la cara una fina capa de seda; no es que nuestra piel esté
tersa de verdad,
es que nos hemos puesto una delgadísima película protectora que da
sensación de alisado, pero cuando nos quitemos esa capa artificial de seda, nuestra piel estará exactamente igual que antes de
aplicar el cosmético. No tiene por qué estar peor, pero desde luego
tampoco habrá mejorado. Es como si para quitarte unas manchas
cutáneas en las mejillas te venden maquillaje. Mientras lleves
puesto el maquillaje, las manchas no se verán; pero eso no implica
que el maquillaje esté tratando
tus manchas. Solo las
disimula. Y cuando te quites el maquillaje, las manchas seguirán
estando en el mismo sitio.
Sé
que hay quien pensará que soy muy radical con esto de las siliconas,
ya que este componente, supuestamente, también tiene sus efectos
positivos: por ejemplo, actúa como protección ante agresiones externas al dejar sobre la piel una fina película
que la cubre. Pero la otra cara de la moneda (sospecho) es que las
siliconas no permiten a la piel respirar perfectamente y además
acaban dejando residuos tras años y años de aplicación.
Personalmente me estoy esforzando en sustituir los cosméticos
tradicionales con siliconas, parabenos y demás que venía usando,
por otros con unas composiciones más simples y sobre todo más
naturales. Y desgracidamente, este serum de Nivea no cumple con esos
parámetros. Es mi elección, una elección como cualquier otra. Qué
le vamos a hacer; maniática que es una.
Con
esta entrada no pretendo sentar cátedra de absolutamente nada. Sólo estoy dando mi opinión y contando lo que a mi piel le va mejor. No
quiero que nadie entienda que desde aquí quiero demonizar las
siliconas y hacer un llamamiento masivo para que nadie las utilice.
En principio, no son dañinas para la salud, no hay estudios
fidedignos que afirmen categóricamente tal cosa. No obstante, yo
prefiero otro tipo de sustancias que sí nutran la piel de verdad, en
detrimento de ese “efecto flash” tan tentador pero
artificial y efímero al fin y al cabo. Y, habiendo otras opciones,
he llegado a la conclusión de que las siliconas no me aportan lo que
yo realmente busco, así que prefiero suprimirlas. Sin embargo, hay
chicas a las que les va bien con las siliconas y que no se plantean
desecharlas de su rutina de belleza. Y esta opción también es
perfecta, ¡faltaría más!
En
mi caso, desde que estoy incorporando cosméticos más ecológicos a
mi rutina, mi piel está experimentando un considerable cambio a
mejor (mi cabello también, pero ese es un tema para otra entrada).
Así que yo personalmente, no puedo aconsejar otra cosa. Pero
insisto, nadie puede pretender convertirse en gurú,
y lo que a una le va mal, a otra puede irle de maravilla.
No
creo que yo vuelva a utilizar este serum porque, como os acabo de
exponer, no termina de convencerme su composición. Pero, para las
que no estéis tan en contra de las siliconas, debo deciros que es un
buen producto que cumple lo que promete, y a un precio más que razonable.
Hasta
aquí la entrada de hoy. Espero que os sirva de ayuda, como una
opinión más, para decidir si animaros a probarlo o no.
¡¡Hasta
pronto!!
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